La aventura de ir a la Piscina de la Quinta Normal en los años noventa

Cuando llegaba el verano lo primero que se venia a la mente era que pronto se comenzaría la temporada de piscinas para refrescarse y arrancar un poco del calor de Santiago.

Por eso la misión principal era conseguirse inscribirse en las listas que hacia la Junta de Vecinos del Barrio Centenario para entrar de manera gratuita a la piscina de la Quinta Normal.

Casi siempre teníamos que ir a la casa de Don Tito a inscribirnos y después de eso teníamos que estar a la hora que entrarían porque después se corría el peligro de quedar afuera.

Para ir a la piscina primero es llevar su traje de baño y toalla. Además, en los años noventa se transformo en obligatorio llevar bloqueador solar por los rayos ultravioletas.

La comida y el bebestible también era algo importante a la hora de ir al balneario. Lo mínimo era llevar un pan con chanchito, su jugo en polvo Sip Sup preparado en botella y frutita como Duraznos.

Cuando había un poco más de lucas comprábamos una bandeja de huevo en la avícola que estaba en Ricardo Cumming con Mapocho y hacíamos huevos duros.

No faltaba el que llegaba tarde y hablaba por la reja a los que estaban adentro para que los funcionarios lo dejaran entrar.

Piscina Parque Quinta Normal

En la piscina lo importante era refrescarse. No importa si te tirabas un piquero, guatazo o si simplemente te metías a la piscina. Lo único que no debías hacer era orinar en algunos balnearios o hacer un «Condorito», porque los trabajadores te invitaban «amablemente» a retirarte.

Ahora en muchos barrios las familias ponen sus propias piscinas en patios, plazas o calles. Lo importante es que sea un momento refrescante y divertido como lo era en la Quinta Normal o el Parque O´Higgins en los años noventa.